La narración de historias es un arte antigua que ha existido desde tiempos inmemoriales, ha sido el método de la humanidad para transmitir experiencias, enseñanzas y emociones, su papel ha sido fundamental porque permitió trasmitir conocimientos, tradiciones y mitos de generación en generación. Antes de que existiera la escritura, la oratoria era la forma principal de preservar la historia y la sabiduría de una comunidad.
En diferentes culturas, los narradores de historias eran altamente valorados y desempeñaban un papel esencial en la transmisión de la cultura y la identidad de un pueblo. Estos narradores podían ser chamanes, cuentacuentos, bardos o simplemente personas que tenían el don de contar historias de manera cautivadora. Con el paso del tiempo, la escritura y la literatura se convirtieron en herramientas importantes para la narración de historias. Los cuentos, novelas, poemas y obras de teatro se convirtieron en medios populares para compartir historias y llegar a un público más amplio. Hoy en día, la narración de historias sigue siendo una forma poderosa de comunicación. Aunque los medios digitales y audiovisuales han transformado la manera en que se comparten las historias, la esencia de la narración sigue siendo la misma: conectar con las emociones y la imaginación de los oyentes o lectores. La narración de historias puede cumplir diferentes propósitos, desde entretener y educar, hasta inspirar y promover el cambio social. A través de una narrativa bien construida, se pueden transmitir ideas complejas, evocar emociones intensas y crear empatía entre diferentes individuos y culturas.
En resumen, la narración de historias es un arte antigua que utiliza palabras y acciones para compartir sucesos y experiencias. A través de la narrativa, se puede transmitir conocimientos, preservar la cultura y conectar con la humanidad compartiendo nuestras experiencias comunes.
Según el autor e investigador William White , Robert Granfield y William Cloud introdujeron el concepto de capital de recuperación en una serie de artículos y en su libro Coming Clean: Overcoming Addiction Without Treatment. Granfield y Cloud definen la recuperación como el volumen de activos internos y externos para iniciar y sostener la recuperación de problemas graves de alcohol u otras drogas.
White afirma : “El capital de recuperación está vinculado conceptualmente a la recuperación natural, la terapia centrada en soluciones, la gestión de casos basada en fortalezas, la gestión de recuperación, la resiliencia y los factores de protección, y las ideas de resistencia, bienestar y salud global”.
Sin embargo, hay una funcionalidad añadida a este concepto. Los recursos, o capital, que necesita una persona dependen en gran medida de la gravedad del trastorno por uso de sustancias de una persona y de los recursos que ya tiene disponibles. Digamos que una persona tiene un trastorno grave por uso de sustancias pero poco capital de recuperación. Es más probable que se beneficien de un tratamiento profesional y de los servicios de apoyo posteriores al tratamiento. Sin embargo, una persona con un trastorno por uso de sustancias moderado o grave y un capital de recuperación alto puede requerir menos recursos para encontrar y mantener la recuperación.
En otras palabras, el capital de recuperación es el total de recursos que una persona tiene disponible para encontrar y mantener su recuperación.
¿Cuáles son los diferentes tipos de capital de recuperación? White define tres tipos de capital de recuperación:
Capital de recuperación personal . Comprende el capital físico y humano de una persona. El capital físico son los recursos disponibles para satisfacer las necesidades básicas de una persona, como su salud, atención médica, recursos financieros, ropa, alimentos, vivienda segura y habitable y transporte. El capital humano se relaciona con las habilidades, destrezas y conocimientos de una persona, como la resolución de problemas, la educación y las credenciales, la autoestima, la capacidad de navegar situaciones desafiantes y alcanzar metas, habilidades interpersonales y un sentido de significado y propósito en la vida.
Capital de recuperación familiar/social . Estos recursos se relacionan con relaciones íntimas con amigos y familiares, relaciones con personas en recuperación y parejas de apoyo. También incluye la disponibilidad de eventos sociales relacionados con la recuperación.
Capital de recuperación comunitario . Esto incluye actitudes, políticas y recursos específicamente relacionados con ayudar a las personas a resolver los trastornos por uso de sustancias. Los recursos de la comunidad son vastos. Según White, pueden incluir: 1. Activismo de recuperación y promoción dirigidos a reducir el estigma 2. Una gama completa de recursos para el tratamiento de adicciones 3. Apoyo dirigido por pares , como reuniones de ayuda mutua, que buscan satisfacer las diversas necesidades de la comunidad. 4. Organizaciones comunitarias de recuperación 5. Instituciones de apoyo a la recuperación, apoyo a la recuperación basado en la educación, como escuelas secundarias y universidades de recuperación , viviendas de recuperación y ministerios e iglesias de recuperación. 6. Modelos a seguir de recuperación local visibles y diversos 7. Recursos para sostener programas de recuperación e intervención temprana, como programas de asistencia para empleados y tribunales de drogas.
Capital cultural . Estos recursos resuenan con las creencias culturales y religiosas de las personas, como los recursos para los nativos americanos y las personas de las siguientes religiones: cristiana , islámica y judía . ¿Cuáles son los beneficios del capital de recuperación? En pocas palabras, el capital de recuperación puede ayudar a sostener la recuperación y reducir los riesgos de volver a utilizar al aumentar el sistema de apoyo de una persona. El capital de recuperación puede determinar el éxito de la recuperación natural y asistida, mejorar las estrategias de afrontamiento y mejorar la calidad de vida en la recuperación a largo plazo y acabar con las carreras de adicción. Debemos ser conscientes de aumentar los recursos para las comunidades marginadas al abordar el capital de recuperación.
¿Cómo se mide el capital de recuperación?
White diseñó de manera útil una escala que se puede usar para evaluar el capital de recuperación de una persona, identificar áreas para mejorar y ayudar a formular un plan de capital de recuperación con pasos prácticos. Esta escala se puede acceder aquí .
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Para averiguar cómo acceder al apoyo de la comunidad local, puede buscar en nuestra lista de organizaciones comunitarias de recuperación . Visite nuestro blog que describe una lista extensa de vías de recuperación que incluyen recursos sociales y basados en pares, apoyos culturales y basados en la fe, e información sobre tratamientos clínicos.
Referencia / Selected Papers of William L. White Faces and Voices of Recovery blog
Las creencias, actitudes y comportamientos negativos juegan un papel importante en la perpetuación de los resultados negativos para las personas que luchan contra la adicción.
Aquí hay algunas razones por las cuales pueden ser impulsores persistentes de resultados negativos:
Políticas y sistemas de atención: Las creencias negativas pueden influir en cómo se crean las políticas relacionadas con la adicción y cómo se brinda atención médica. Si existe un estigma asociado con la adicción, es más probable que se adopten enfoques punitivos en lugar de enfoques basados en la salud. Esto puede resultar en barreras para el acceso a la atención, falta de recursos adecuados y una falta de enfoque en la prevención y el tratamiento efectivo.
Estigma y vergüenza: Las creencias negativas pueden alimentar estigmas y sentimientos de vergüenza asociados con la adicción. Las personas que luchan contra la adicción a menudo se enfrentan a juicios negativos y son estigmatizadas como personas moralmente deficientes o débiles. Este estigma puede dificultar que las personas busquen ayuda y apoyo, ya que temen ser juzgadas y excluidas.
Barreras sociales y familiares: Las creencias negativas pueden influir en cómo las personas perciben a quienes luchan contra la adicción, lo que puede llevar a la exclusión social y la pérdida de apoyo familiar. Estas barreras pueden dificultar aún más la recuperación y aumentar los resultados negativos, ya que las personas pueden sentirse aisladas y sin apoyo.
Autoestigma y desesperanza: Las creencias negativas internalizadas por las personas que luchan contra la adicción pueden llevar a un autoestigma y sentimientos de desesperanza. Si las personas creen que son moralmente deficientes o que no tienen control sobre su adicción, es menos probable que busquen ayuda y se mantengan comprometidas con la recuperación. Esto puede perpetuar un ciclo de resultados negativos y dificultar el abordaje efectivo del trastorno por uso de sustancias.
Estas percepciones afectan y, a menudo, dictan cómo se crean las políticas, cómo se brinda atención médica y cómo las personas perciben el tratamiento. Lo más importante es que estas creencias afianzan profundos sentimientos de exclusión y vergüenza para las personas con un SUD a lo largo de sus vidas, independientemente de su estado de recuperación, alimentando resultados negativos y alimentando un círculo vicioso que hace que el SUD sea mucho más difícil de abordar.
Es importante abordar estas creencias negativas y trabajar hacia una comprensión más empática y basada en la evidencia de la adicción. Esto implica promover políticas y sistemas de atención que enfoquen la adicción como un problema de salud pública, reducir el estigma y la vergüenza asociados y proporcionar un entorno de apoyo para las personas que luchan contra la adicción. Al hacerlo, podemos ayudar a romper el ciclo de resultados negativos y promover la recuperación y el bienestar.
Cultural elements play a crucial role in any intervention in addiction treatment or mental health. Here are some reasons why:
Cultural Relevance: Cultural elements ensure that interventions are tailored to the specific cultural context of individuals receiving treatment. Culture shapes beliefs, values, and behaviors related to addiction and mental health. By incorporating cultural elements, interventions become more relatable and meaningful, increasing the likelihood of engagement and positive outcomes.
Respect and Trust: Acknowledging and respecting cultural diversity fosters trust between individuals and their healthcare providers. When interventions honor and value cultural identities, individuals feel understood, accepted, and validated. This promotes a therapeutic alliance, where individuals feel comfortable discussing their challenges, seeking help, and actively participating in their treatment.
Addressing Stigma and Barriers: Cultural elements can help challenge and address the stigma associated with addiction and mental health in specific communities. In many cultures, there may be deep-rooted stigmas and misconceptions surrounding these issues. By incorporating cultural elements, interventions can help educate, raise awareness, and reduce stigma, making it easier for individuals to seek help without fear of judgment or discrimination.
Enhancing Accessibility: Cultural elements improve accessibility to addiction treatment and mental health services. Some individuals may face language barriers, limited understanding of Western medical practices, or distrust of mainstream healthcare systems. By incorporating cultural elements, such as language-specific resources, culturally sensitive communication, and community-based approaches, interventions become more accessible and inclusive for diverse populations.
Tailoring Treatment Approaches: Cultural elements allow for the tailoring of treatment approaches to fit the unique needs and preferences of individuals from different cultural backgrounds. Cultural factors influence help-seeking behaviors, coping mechanisms, and treatment preferences. By considering cultural elements, interventions can be adapted to align with cultural norms, values, and traditions, enhancing the effectiveness of treatment and overall well-being.
Holistic Approach: Culturally responsive interventions recognize that addiction and mental health are interconnected with various aspects of an individual’s life, including their cultural identity, family dynamics, community support, and spiritual beliefs. By incorporating cultural elements, interventions can take a more holistic approach, addressing the multifaceted factors that contribute to addiction and mental health challenges.
In summary, incorporating cultural elements in addiction treatment and mental health interventions is essential for ensuring relevance, respect, trust, accessibility, tailored approaches, and a holistic understanding of individuals and communities. By embracing cultural diversity, interventions can better address the needs of diverse populations and promote effective recovery and well-being.
A culturally responsive system of outreach is crucial in the Latino community for several reasons: Cultural Understanding: The Latino community is diverse and rich in various cultural traditions, beliefs, and practices. By developing a system of outreach that is culturally responsive, you demonstrate respect for and understanding of the unique cultural backgrounds and values of the community members. This fosters trust, engagement, and effective communication.
Language Accessibility: Creating outreach materials and programs in Spanish ensures that language is not a barrier to accessing important health information and services. Many Latinos are more comfortable communicating in their native language, and by providing resources in Spanish, you enable them to fully understand and participate in healthcare decisions.
Health Disparities: Latinos often face disparities in healthcare, including limited access to quality care, higher rates of certain diseases, and lower health literacy levels.
Language Accessibility: Language plays a significant role in effective communication. Many members of the Latino community may have limited English proficiency, and providing outreach materials, services, and support in their preferred language can remove barriers to access and ensure that important information is effectively communicated. This demonstrates a commitment to inclusivity and makes the community feel valued and respected.
Addressing Unique Needs: By employing a culturally responsive system of outreach, you can better address the unique needs of the Latino community. This includes understanding the specific challenges they may face, such as immigration status, discrimination, or access to healthcare, and tailoring your outreach efforts to provide relevant resources and support. This approach shows empathy and a genuine desire to meet the community’s needs.
Building Trust and Engagement: Trust is a crucial component of any successful outreach effort. When the Latino community sees that you are making an effort to understand and respect their culture, language, and needs, they are more likely to trust your organization or initiative. This trust leads to increased engagement, participation, and collaboration, which are vital for achieving positive outcomes and creating lasting change.
Promoting Equity and Social Justice: A culturally responsive system of outreach in the Latino community is aligned with principles of equity and social justice. It recognizes the systemic disparities and barriers that exist and seeks to dismantle them by ensuring equitable access to resources, services, and opportunities. This approach acknowledges the importance of empowering and uplifting marginalized communities.
In conclusion, a culturally responsive system of outreach in the Latino community is crucial for fostering cultural understanding, addressing unique needs, promoting trust and engagement, and advancing equity and social justice. By implementing such a system, you can establish meaningful connections and make a positive impact within the Latino community.
El fentanilo es un potente analgésico opiáceo sintético que se utiliza para aliviar el dolor severo. Sin embargo, también es una droga altamente adictiva y peligrosa. En los últimos años, ha habido un aumento significativo en el uso y abuso de fentanilo, lo que ha llevado a una crisis de opioides en muchos países.
Es importante hablar sobre el fentanilo debido a los riesgos asociados con su uso. Es mucho más potente que otros opioides, como la morfina o la heroína, lo que lo hace más peligroso en términos de sobredosis, incluso una pequeña cantidad de fentanilo puede ser fatal, además, el fentanilo se mezcla a menudo con otras drogas, como la cocaína o la heroína, sin que los usuarios lo sepan, lo que aumenta aún más el peligro.
En cuanto a la comunidad latina, es importante romper con el estigma y abrir un diálogo sobre el fentanilo y los problemas de adicción en general. La adicción no discrimina y afecta a personas de todas las razas y orígenes étnicos. Al hablar abiertamente sobre el fentanilo y la adicción, podemos desafiar los estereotipos y prejuicios asociados con la adicción y fomentar la comprensión y la empatía.
Es fundamental brindar información precisa y educación sobre el fentanilo y sus peligros a la comunidad latina. Esto puede incluir talleres, charlas comunitarias y campañas de concientización en lugares donde la comunidad se reúne, como iglesias, centros comunitarios y escuelas. Al aumentar la conciencia y proporcionar recursos, se puede ayudar a prevenir el uso y abuso del fentanilo, así como promover el acceso a tratamientos y apoyo para aquellos que ya están lidiando con la adicción.
Adicionalmente, es importante abogar por políticas de salud pública que aborden la crisis de opioides de manera integral y brinden apoyo a las comunidades afectadas. Esto puede incluir la expansión de servicios de tratamiento, programas de reducción de daños, acceso a naloxona (un antídoto para las sobredosis de opioides) y enfoques basados en la salud en lugar de la criminalización de la adicción.
En resumen, hablar sobre el fentanilo y romper con el estigma asociado es crucial para abordar la crisis de opioides. Al educar a la comunidad latina, brindar apoyo y promover políticas efectivas, podemos trabajar juntos para prevenir el abuso de fentanilo y ayudar a aquellos que luchan contra la adicción a encontrar el apoyo que necesitan.
El lenguaje desempeña un papel fundamental en la salud mental y las adicciones. La forma en que nos referimos a las personas que experimentan problemas de salud mental o adicciones puede influir en su percepción de sí mismos, en su autoestima y en la forma en que son percibidos por los demás. El uso de un lenguaje estigmatizante puede perpetuar el estigma social y contribuir a la discriminación y el trato injusto hacia estas personas.
La adopción de la “lengua de la persona-primera” en el ámbito de la salud mental y las adicciones es un enfoque que busca promover un lenguaje no estigmatizante y centrado en la persona. En lugar de utilizar términos negativos o despectivos, se enfatiza la importancia de referirse a las personas utilizando términos neutros que los distingan de su diagnóstico o condición. Por ejemplo, en lugar de decir “una persona adicta”, se puede utilizar la expresión “una persona con un trastorno por uso de sustancias”. Este enfoque pone el énfasis en la persona y su experiencia individual, en lugar de reducirla a su diagnóstico o etiqueta. Al utilizar un lenguaje más neutral y respetuoso, se busca eliminar el estigma asociado a la salud mental y las adicciones, y fomentar una mayor comprensión y empatía hacia las personas que las experimentan.
Es importante destacar que el lenguaje no es solo una cuestión de etiquetas y términos, sino que refleja y moldea nuestras actitudes y creencias. El uso de un lenguaje estigmatizante puede perpetuar estereotipos negativos y barreras en el acceso a la atención y el apoyo adecuados. Por lo tanto, es fundamental promover un lenguaje inclusivo y no estigmatizante en todos los ámbitos relacionados con la salud mental y las adicciones. En resumen, el lenguaje desempeña un papel fundamental en la salud mental y las adicciones. El uso de un lenguaje no estigmatizante y centrado en la persona puede contribuir a la eliminación del estigma, promover la comprensión y empatía, y mejorar el acceso a la atención y el apoyo adecuados para las personas que experimentan problemas de salud mental y adicciones.
La iniciativa de LARA y sus colaboradores Faces & Voices of Recovery y The Department of Children and Family, es para proporcionar entrenamientos, apoyo y recursos a la comunidad latina de la Florida que sufre de problemas de salud mental y adicciones. La misión de la iniciativa es asegurarse de que todas las personas y las familias que se encuentran en esta situación, tengan acceso a recursos apropiados culturalmente y en su idioma.
Para lograr esta misión, la iniciativa de LARA y sus colaboradores podrían llevar a cabo una serie de actividades, como:
Organizar entrenamientos y talleres para educar a la comunidad sobre la salud mental y las adicciones.
Proporcionar apoyo emocional y recursos prácticos a las personas que están lidiando con problemas de salud mental o adicciones.
Trabajar con organizaciones y profesionales de la salud para garantizar que haya suficientes servicios de salud mental y adicciones en la comunidad latina de la Florida.
Colaborar con líderes comunitarios y organizaciones culturales para abogar por políticas que promuevan la salud mental y la recuperación en la comunidad latina.
Proporcionar información y recursos a las personas y sus familias sobre los diferentes tipos de tratamiento disponibles para la salud mental y las adicciones.
Promover la reducción del estigma asociado a la salud mental y las adicciones en la comunidad latina.
En general, la iniciativa de LARA y sus colaboradores pueden trabajar para crear una comunidad más saludable y solidaria para las personas y las familias que están lidiando con problemas de salud mental y adicciones.
Angelo Lagares, Founder and Director of Latino Recovery Advocates (LARA) shares his organization’s commitment to supporting cultural and linguistically appropriate Recovery Support Services, reducing historical health disparities and promoting diversity and inclusion in public health in the presentation: The Importance of Cultural Elements in Building Recovery Communities. In this groundbreaking work, Angelo shares both his personal experience and expertise in the field of addiction recovery to help increase the audience’s understanding of diversity, equity and inclusion as it relates to Latinx communities and other communities of color.
The goals of the presentation are to:
Highlight addiction recovery from diverse perspectives, including different cultures and countries.
Share historical context that has present implications for communities of color like the War on Drugs.
Present clear solutions to end health disparities for diverse communities.
Introduce the concept of healing from addiction as a universal right.
The Importance of Cultural Elements in Building Recovery Communities is more than just a presentation. Angelo Lagares states that his “soul is in this curriculum.” He, like countless individuals over the past decades, has suffered the loss of family and friends because of inequity and lack of justice in the addiction recovery movement. Lack of access to language-accessible treatment, recovery support services, and stigma have all played a role in increasing barriers to healing for too many communities. Angelo Lagares aims to change that with his advocacy work, personal recovery, and professional impact.
¿Qué es “bienestar”? El bienestar es estar sano en múltiples dimensiones de nuestras vidas. Estas incluyen la parte emocional, física, ocupacional, intelectual, financiera, social, ambiental y espiritual. Estas dimensiones están conectadas y se apoyan entre sí.
Considerando que vivimos en un mundo multicultural, es importante destacar que el bienestar tal vez abarque áreas que no se mencionan acá. Por ejemplo, pensamos que el trauma es una experiencia humana universal, y que la cultura y las creencias espirituales repercuten en cómo se perciben y hacen las cosas. En resumen, se trata sobre la forma en que vivimos la vida y lo que sentimos: alegría, gratificación y salud.
Cuando nos preocupamos por el dinero (como una deuda o la capacidad para pagar por lo que necesitamos), a veces sentimos ansiedad (parte emocional). Esto tal vez lleve a problemas médicos (parte física), y problemas en el trabajo (parte ocupacional). Cuando esto ocurre, es posible que cuestionemos el significado y propósito de la vida (parte espiritual).
Al mismo tiempo, cuando no trabajamos (parte ocupacional), perdemos oportunidades para interactuar con otras personas (parte social), y quizás no podamos pagar por alimentos más saludables y la atención médica que necesitamos para estar bien (parte física). Incluso, podríamos tener que mudarnos a un lugar que sentimos que no es tan seguro (parte ambiental).
CREAR EQUILIBRIO
Establecer equilibrio en nuestras vidas es un aspecto importante del bienestar. En general, dependiendo de la cultura, circunstancias, recursos y otros factores, una vida equilibrada puede tener significados diferentes. El equilibrio implica asegurarnos de tener tiempo para las cosas que nos dan felicidad y satisfacción. Esto incluye trabajar (con o sin pago), divertirse, pasar tiempo con la familia y los amigos, participar en actividades comunitarias, estar físicamente activo (incluyendo sexualmente), rezar, relajarse y dormir.
Según las necesidades, preferencias y habilidades individuales, cada persona contempla su “equilibrio” de forma distinta. De tanto en tanto, es importante que reajustemos el equilibrio para adaptarnos a lo que esté pasando en determinado momento de nuestras vidas. En particular, es importante mantener el equilibrio cuando tratamos de superar un momento difícil. Ya sea por estrés, una enfermedad, un trauma, o una situación emotiva difícil. En esos momentos, nuestros hábitos y rutinas nos ayudan a sentir que volvemos a tener control. Parte de este proceso exige concentrarse en nosotros mismos y en los papeles que cumplimos en la vida de otros. Por ejemplo: ser alumno, amigo, esposo, miembro de una congregación, aficionado a un pasatiempo, miembro de la comunidad y ciudadano.
Los papeles que cumplimos y nuestros vínculos con otros definen quiénes somos, nos dan un sentido de propósito, y determinan la forma en que nuestra vida depende de otras personas, animales y el medio ambiente. Involucrarse con la vida y vincularse con otros brinda cierta medida de equilibrio y bienestar general. Por ejemplo, la natación tiene beneficios físicos (ayuda a tener fuerza, mejora la circulación sanguínea), sociales (contacto con otra gente) y emocionales (libera el estrés). Pero no es necesario nadar todas las semanas para estar bien; ir a la piscina a nadar aunque sea cada tanto es un buen comienzo. Vivir en un entorno limpio y sin peligros, nos ayuda a sentirnos organizados y en control. Esto puede brindar la oportunidad de ejercitarse y permite que las parejas y las familias trabajen juntos. Por otra parte, sencillamente encontrar tiempo para relajarse ayuda a lograr un balance en nuestra vida. Darse un tiempo para no llevar acabo ninguna actividad, brinda un espacio para pensar en una situación, analizar cómo nos sentimos, o simplemente solo descansar.
ACEPTAR EL APOYO DE OTROS
Casi todos sabemos cuáles son las cosas que nos hacen sentir bien acerca de nosotros mismos o nos dan equilibrio. Tal vez sea pasear al perro o actualizar el saldo de la chequera. Cualquier medida que apoye estas actividades, como encontrar un nuevo recorrido para pasear u organizar los recibos, es positiva.
Sin embargo, a veces queremos que los familiares y amigos nos aconsejen. Es entonces cuando necesitamos contar con el apoyo de otras personas. Hablar con alguien que ha pasado por situaciones similares (ya sea que esté relacionado con salud mental, adicción, trauma, dolor, fumar, diabetes, intimidación o abuso) nos hace sentir que no estamos solos. El saber que otras personas han tenido sentimientos y experiencias similares, y que han podido seguir adelante, nos puede dar la confianza de seguir adelante también.
Los grupos de apoyo pueden ofrecer: • apoyo constructivo de personas con experiencias similares; • oportunidad de apoyar a otras personas con nuestra presencia, compasión, ideas, y empatía; y • contacto con personas que podrían sugerir servicios o recursos que no hemos contemplado.
Podemos hallar personas que nos apoyan en muchos lugares. Por ejemplo, grupos de la comunidad o de fe (iglesia, templo, sinagoga, mezquita), en el lugar de trabajo, o en actividades voluntarias.
VALORAR RUTINAS Y HÁBITOS
Contar con rutinas y hábitos autodefinidos puede ofrecer equilibrio y satisfacción personal. Las rutinas y hábitos se determinan según nuestras necesidades básicas (alimento, albergue, afiliación social, seguridad, etc.), y las distintas funciones que cumplimos dentro de la sociedad. Nuestros hábitos influyen en lo que comemos, lo que vestimos, cómo nos relacionamos; cómo vamos a trabajar, cómo gastamos o ahorramos, y más. Los hábitos se arraigan, y en general, son difíciles de cambiar. Por ejemplo, podríamos tratarnos con menosprecio, o sentir que necesitamos de una cosa o una persona en particular para superar un momento difícil. Podemos aprender lo contrario.
Las exigencias de la vida, el estrés, crisis o traumas influyen o alteran nuestros hábitos y rutinas. Esto puede ocasionar desequilibrios emocionales (ansiedad, depresión), sociales (mal humor, aislamiento, enojo) o físicos (cansancio, agitación).
Establecer nuevos hábitos que apoyen nuestras metas y valores de bienestar puede ser difícil, pero vale la pena intentarlo. Crear rutinas y hábitos más saludables en nuestra vida puede lograr sentimientos positivos (emocional), satisfacción en la relación con otros (social), aumento de energía (físico), inspiración (emocional), y una sensación de que usamos el talento, la habilidad y la capacidad creativas para participar en actividades (ocupacional, intelectual, espiritual). Tal vez ya tengamos prácticas habituales que nos hacen sentir mejor, como los ejercicios de meditación consciente o de otro tipo, yoga, o llamar a los amigos. Incluso podría tratarse de evitar las noticias por la noche o pasar menos tiempo en Internet. Cada persona se conoce a sí misma y sabrá qué es lo que funciona y no funciona en cada dimensión. Cuando no esté seguro, pregúntele a alguien y piensen juntos en qué tiene más sentido y qué medidas funcionarían mejor.
Otras ideas para considerar: • Participar en actividades que tengan un propósito. Si la rutina diaria carece de significado, podríamos sentirnos angustiados o indefensos. • Aumentar las actividades que mejoren nuestro bienestar. Hablar con un amigo al comienzo del día podría ayudar a establecer una buena intención o plan para el día. • Dormir bien durante la noche. El insomnio, claramente, puede influenciar las relaciones sociales, en las relaciones físicas y emocionales, en la productividad y la capacidad de concentrarse y completar las tareas. • Estar consciente de la cantidad adecuada de interacción social. Es importante el conocer nuestros propios límites. • Recordar que los cambios estacionales o de zona horaria suelen afectar el estado de ánimo y las rutinas. Por lo tanto, hacer ajustes es normal. • Seguir una rutina que nos sirva. Los calendarios ayudan a recordar los momentos o las frecuencias con que queremos hacer algo como: cambiar el aceite del automóvil, limpiar el refrigerador, celebrar un logro, llamar a un amigo o familiar, verificar documentos financieros, o programar el examen médico anual. • Repetir un comportamiento hasta que se vuelva automático, como tomar un medicamento. Hacer listas ayuda a no olvidarse de las tareas importantes. • Establecer un estilo de vida que apoye el bienestar tal vez sea difícil, pero ayuda mucho contar con la información necesaria, apoyo, recursos adecuados, y seguir nuestro progreso puede ayudarnos a llegar a un mejor bienestar.
Referencia
Infórmese sobre las ocho dimensiones del bienestar. VISITE WWW.SAMHSA.GOV/WELLNESS-INITIATIVE